Hace miles de años, en el lejano espacio, vivían los planetas rodeados de estrellas; cercanos al dios Jamcía, quien los cuidaba y vigilaba.
En esa época, todos eran del mismo tamaño y sus nombres eran los mismos con que los conocemos hoy en día: Mercurio era de color anaranjado; Venus se caracterizaba por su amarillo brillante; la Tierra tenía un verde puro; Marte de rojo fuego; Júpiter violeta oscuro; Saturno estaba coloreado de un índigo fuerte; Urano de azul claro, Neptuno de azul intenso y Plutón tenía colores grises y blancos. Este era un planeta, oscuro, vacío, aburrido y triste.
A todos ellos les gustaba y encantaba, divertirse y juntarse a jugar. Mientras todos disfrutaban bailando, haciendo la ronda alrededor del sol, Plutón los molestaba y los empujaba fuerte. Al chocar entre ellos todos perdían un poco de color, cuanto más jugaban más perdían.Algunos perdían pedacitos de roca. Pero a Plutón no le importaba, ya que él no perdía nada.
Hasta que el dios del espacio, Jamcía, se molestó por sus juegos y los separó,pero los dejo girando alrededor del sol como hacían en sus rondas. Por eso cada vez que uno mira hacia arriba, los ve alejados, moviéndose en forma circular y de diferentes tamaños. Al que más castigó, por ser el más peleador fue a Plutón, que lo colocó bien lejos de todos, y le quitó el don de ser planeta, para pasar a ser un planetoide.
Como enseñanza para todos, los colores perdidos se los quitó y se los regaló al arcoíris. Y con los pedacitos que saltaron de los planetas los juntó y formó la luna.
A partir de allí, cada vez que el dios se siente triste y sus lagrimas caen en forma de lluvia,el arcoiris calma su sufrimiento mostrandole sus siete colores.
